La última tasa de desempleo registrada en Colombia varió entre 9.4% y 10.7% en regiones, sin embargo la realidad parece ser otra y es que la tasa neta de desocupación podría estar entre 4 y 5 puntos arriba de esas cifras si se toman como parámetros de medición sólo el empleo formal. El observatorio Laboral para la Educación advierte que más del 40% de los recién graduados no encuentra empleo por falta de experiencia y, aunque parezca injusto, quienes no estudian sino que hacen carrera laboral ascendente, consiguen de forma más fácil empleo y obtienen mejores salarios. Un dato importante es que esta problemática no solo la vive Colombia, también países como México y Argentina la presentan. Para diagnosticar entonces las causas basta solo con hallar las similitudes jurídicas y económicas de los tres países. La causa, mas no el origen del problema, es la ausencia de oferta laboral para profesionales, las carreras profesionales son demandadas de forma amplia por el mercado laboral solo en economías desarrolladas, en países en vía de desarrollo los niveles de demanda para profesionales son muy bajos aún y esto es por el casi nulo índice de creación y sostenimiento de empresas. Identificando pues que la poca creación de empresas y su tasa de sostenibilidad en el tiempo es la causal de la poca oferta laboral, se concluye que se debe modificar el ordenamiento jurídico y económico del país en pro de incentivar la creación de empresa, pero no con asistencialismo estatal sino entregando la tarea de lleno al sector privado, crédito privado para financiación de emprendimiento y competencia privada para el mejoramiento de la productividad. ¿Por qué al sector privado?
La prueba más fuerte contra la práctica del asistencialismo estatal para Colombia se la lleva el Café, luego de 30 años de altos niveles de subsidios el sector caficultor colombiano no pudo afrontar la competitividad internacional llegando al punto de retirarse de la cotización en la bolsa de Nueva York. Por otro lado a favor del sector privado como medio de financiación se encuentran ejemplos de países ya desarrollados como Suecia y Suiza y el mecanismo es simple de entender; cuando es el sector privado el que financia el emprendimiento, los emprendedores identifican las necesidades del mercado y acuden a solicitar un crédito, bien identificadas las necesidades del mercado el proyecto de emprendimiento se hace sostenible en el tiempo, distinto a cuando el estado administra los créditos porque estos no van a parar a proyectos sostenibles sino a proyectos de carácter social o solidario que cierran cuando se consume el capital porque las metas no están ligadas a las ventas. Además, para la generación de subsidios se requiere de la creación de impuestos, y los impuestos terminan siendo barreras de entrada artificiales para los proyectos que si son sostenibles, encareciendo sus procesos de producción y haciéndolos menos competitivos en el mercado internacional. Para Doing Business, la firma que clasifica a los países según la facilidad que exista en estos para hacer negocios, Colombia se encuentra en la posición número 65 y la relación es directa a la presión fiscal y al cantidad de diligencias necesarias para crear una empresa, así como a la facilidad para contratar o despedir un empleado, todos items en los que Colombia no queda bien parada. Si se quiere entonces erradicar el origen del problema, se debe facilitar la creación de empresa y hacer más simple el esquema de contratación ya que los empleadores no tienen en cuenta solo lo calificado que esté un empleado para un puesto sino también la facilidad con que se le pueda contratar o despedir según las normas estatales, si es complejo el proceso de contratación no se contratará igual si es complejo el proceso de despido, pues los empleadores califican estos procesos como posibles sobrecostos.
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